martes, 22 de julio de 2014

Las causas generadoras de la violencia (parte 2º)

Parte 2º
Si te perdiste la primera parte te recomiendo leerla en la entrada anterior está, es una conferencia muy larga por lo tanto va por partes. Imperdible.
Tengo ante mí vista una publicación de "LA HOSTERÍA VOLANTE (Nº 52-53). Órgano del pensar Americano para una cultura humanística y política Americana". Editada en La Plata en septiembre de 2008.
En ella se lee una conferencia del Dr. Carlos Disandro dictada los días 18 y 27 de junio de 1974 (plena vigencia del gobierno constitucional, legal y legítimamente plebiscitaoo por el pueblo argentino), en la Escuela Superior de Policía de la Provincia de Buenos Aires.
¿Dónde presiona la ideología? Justamente en ese terreno es donde aparece la presión ideológica, favorecida porque no hay contención, no hay autoridad que indique un rumbo y selle el concepto vital. Por supuesto que hay muchas instituciones quebradas, pero señalo las tres fundamentales: Familia, educación y religión, por ser básicas en la existencia del hombre en un marco cultural.
La ruptura del encuadramiento institucional es la consecuencia directa de lo que he llamado ”derrumbe cultural”, que en el caso de Occidente se manifiesta con caracteres específicamente disolventes y que afecta a todos los estamentos sociales , a todas las edades y a todas las situaciones. Dentro de este aspecto de ruptura tenemos que hablar de una segunda ruptura que se refiere a una relación más profunda entre la naturaleza y la razón. Hasta hace poco tiempo y como una gran herencia del mundo griego ratio estaba contenida en natura: la razón es un constitutivo de la naturaleza: De modo que naturaleza es un círculo amplio y razón es un círculo más pequeño incluido en el primero.
De la relación armoniosa de estos dos círculos concéntricos deriva un equilibrio de la existencia humana.
Hoy se ha subvertido esta relación, lo que nos marca la profundidad del problema: ahora el círculo mayor es la ratio, la potencia escindente, ejecutante de una razón técnica, que domina a la natura y le impone el mundo abstracto de la razón. Estamos en presencia de un sistema subvertido: el círculo mayor es la ratio, y el menor es natura, y esta y esta ratio humana es dirimente, lo que quiere decir que decide el destino absoluto de la misma natura y por lo tanto de todos los hombres. Es dirimente y ejecutante, ya que no queda en premisas abstractas sino que pasa a una actuación concreta. Esta nueva relación produce una alteración de los que han sido los fundamentos de la cultura occidental greco-cristiana, donde la natura es el círculo mayor que genera las condiciones absolutas. Esto es muy importante por lo siguiente: en el antiguo esquema de natura y ratio se deriva de un sentimiento de la existencia, en el cual se sentía que la existencia le era dada al hombre. E hombre no recibe la existencia por un acto propio sino que le es totalmente dada, y construye sobre una existencia que le ha sido dada, no construye un dato inicial puesto por el mismo hombre.
Ahora, en cambio, se siente la existencia al margen del dato; aunque es dada, no se la proyecta como algo dado sino como algo propio. Esta es una de las causas que opera en la juventud que no siente el vínculo con una existencia dada; por ello no tiene el menor obstáculo en destruir la herencia recibida en la tradición cultural, que es parte de la misma existencia dada.
Si la existencia física y espiritual es dada, con mayor razón la existencia cultural que depende de la primera; si no se siente que la primera es algo dado, mucho menos se sentirá que la existencia cultural es algo dado. Este problema de la ruptura entre natura y ratio, cambiando los términos, es para mi el marco que resume toda esta problemática.
En este complejo contexto debemos ubicar ahora a las ideologías. Si se comienza al ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) partiendo solamente de su ideología Trotzkista, no se entenderá la dimensión de su presión ideológica, no se entenderá por qué estas organizaciones hallan eco entre los jóvenes, y no se comprenderá tampoco que para contenerlas y replegarlas es preciso algo más profundo y sustancial que la mera represión. Esto es muy importante porque el país vive un instante muy particular, en donde las decisiones institucionales y políticas para hacer replegar la violencia deben tener en cuenta todos estos factores.


Debemos distinguir asimismo, en el terreno de las ideologías, tres motivos fundamentales a saber:
1º) Aquellas modulaciones ideológicas que trae naturalmente el curso de la historia, que derivan de causas que no son, de suyo, malas o nefastas porque coinciden con la naturaleza históricas del hombre que produce un cierto cambio en el tiempo. Tendríamos así las presiones ideológicas connaturales del cambio histórico y eso es bueno en la medida que sea asimilado.
2º) Presiones regimentadas, ideologías construidas como un instrumento de penetración político –económicas y sobre la base de ese contexto y de ese trasfondo, buscan conquistar determinados objetivos.
3º) Las presiones que podríamos llamar ocultas o esotéricas
Distingo entonces tres niveles en el contexto de las ideologías: el primero corresponde al cambio histórico; el segundo que he llamado “presiones regimentadas” y el tercero, el de las presiones ocultas o esotéricas: poderes que gobiernan al mudo, o que pretenden gobernarlo, y hacen de la ideología una herramienta que penetra en el amplio  contexto que he delineado.
Voy a poner un ejemplo, ciertamente delicado, para mostrar como se coaligan estos factores: hay un principio de la Doctrina cristiana que propone por razón teológica la Autoridad paterna, poque el cristianismo es la religión del padre, en sus fundamentos teológicos. Sobre esta base está construida toda la existencia humana. Entonces si se niega la autoridad paterna, de origen divino, todo se derrumba.
Ahora bien, ¿de dónde sale este slogan de la “violencia de abajo que se opone a la violencia de arriba” o de la violencia de arriba que ejercitándose sobre los de abajo provoca sucesivamente la violencia de abajo? Este esquema, aparentemente muy claro, aparentemente muy esquemático, sale precisamente de la ruptura teológica de la Autoridad paterna del Cristianismo, porque para los ideólogos que han edificado este esquema, hay derrumbar, en primer lugar, la autoridad de Dios Padre, que hace violencia en la estructura conceptual, teológica y espiritual de los hombres. Para ello hay que degradar y corromper nuestra religión, mostrando que ejerce una presión sobre los hombres esclavizándolos y que la liberación de esa presión significa la recuperación de la existencia del hombre. Entonces, la violencia de abajo, del hombre contra la paternidad divina que es el modelo en que se construye toda doctrina, pretende socavar y destruir la noción, la actitud y el contenido de la paternidad divina: con mayor razón destruirá el de la paternidad humana, el de la autoridad pedagógica y cualquier otra.
En el caso del slogan “la violencia de arriba produce la violencia de abajo”, como se ha señalado, nos encontramos con un caso muy claro de cómo las ideologías presionan sobre la base, sobre la contextura del mundo occidental, afectando desde un solo ángulo, desde un solo punto, todos los estamentos. Nada queda al margen de esa presión
Podríamos estudiar cómo se produce el nacimiento de esas ideologías en el siglo XlX, que propugnan la destrucción de nuestra herencia cultural, estudio que debería realizarse partiendo de Marx y finalizando en Marcusse.
La ideología marxista presupone dos grandes períodos históricos: uno desde los orígenes remotos de la humanidad – o del mundo – hasta la aparición de Manifiesto Comunista en 1948. Antes de esa fecha - dice Marx – es la prehistoria. La historia comenzaría precisamente en 1848, porque su ideología pretende recuperar una constante de la naturaleza del hombre, que se expresaría en la conciencia marxista. No ahondaré el tema aunque sí me interesa ahondar el rumbo que toma.
Desde 1848 en adelante, la ideología marxista propugna a través de distintas especificaciones  la destrucción de esa herencia a la que llama “prehistoria” y la creación de un nuevo nivel histórico. Pero los herederos de Marx han trabajado de distinto modo: para unos, por ejemplo Lenin, la concreción de la nueva etapa de la humanidad reside en el Estado Comunista, que es lo primero que hay crear, y desde allí proyectar todo lo demás. Para otros, en cambio, el pasaje a la verdadera historia se propugna a través del caos. Es precisamente Marcuse que sostiene que la misión de las generaciones jóvenes es provocar el caos sin discriminación, porque sin el pasaje por el caos no advendrá nuevo horizonte histórico.
La voz de orden marcussiana es: destruir instituciones del Estado, instituciones religiosas, formas de vida para lanzar la humanidad a una nueva etapa. Por eso, si el Manifiesto Comunista anuncia: “¡proletarios del mundo uníos!”… para la conquista del poder y la construcción del estado comunista desde el cual se regimentaría la nueva sociedad según la visión leninista, Marcusse dice: “estudiantes del mundo uníos y destruid la herencia cultural”.
Esto, dicho en forma esquemática, parece increíble pero es perfectamente creíble cuando uno ve los dicípulos y los efectos de esta doctrina. Sobre la base de esta ideología marxista-marcussiana  se construye la meta de la violencia juvenil, que ya no es sólo rebelión contra la autoridad paterna, pedagógica, religiosa que sería un elemento negativo; ahora quiere un rumbo y tiene una meta: la destrucción lisa y llana de todo lo que representa la herencia cultural. Esta ideología marcussiana  penetra como un arma política , porque los centros esotéricos de poder la usan para coaligar y lograr el dominio del mundo. Esos centros esotéricos usa de los conflictos que desata la ideología marcussiana para unir los pueblos en una sola esclavitud. Por supuesto no se trata solamente de destrucción sino de gobierno de los hombres, y en este pasaje por el caos la violencia es un método de gobierno, de manera que al punto que llegamos es dramático, si es sido claro en la exposición.
En este panorama debemos colocar otros elementos otros elementos menores que voy a mencionar rápidamente  para no alargar demasiado la clase: la difusión de este clima de presión ideológica, de destrucción y de caos por los medios audiovisuales, que proyectan modelos destructivos. Tendríamos aquí la discriminación de los canales por donde este vasto contexto se instala en el mundo, en todo los estados, en todas las formas, en todas las instituciones, en todas las posibilidades del hombre contemporáneo. De esto podría hablar largo, porque las son sutiles, programadas en series analíticas, con objetivos concretos a conquistar, para lo cual se traza la respectiva serie analítica y se elige el medio audiovisual como instrumento, idóneo, adecuado, para lograr la finalidad propuesta.
En segundo lugar señalo que un elemento fundamental que está operando en todo el mundo, en razón de la natura del hombre, pero que en occidente opera a nivel particular, es el hambre sexual. Éste hambre se ha despertado por razón de crecimiento demográfico y por las técnicas encaminadas a incrementar este hambre sexual, que no puede ser saciado.

Estamos ante un tema delicado y de fundamental importancia porque se trata del apetito sexual, que es natural y es sano, sino del hambre sexual, que está insatisfecha y genera también la presión interna de las masas juveniles. Se puede profetizar que se verán bandas de adolescentes, dirigidas por mujeres, que acometerán las violencias más nefastas, impulsadas por el hambre sexual que los poderes esotéricos se encargan de dinamizar por múltiples medios y técnicas que deben ser estudiados y analizados por separado.