Parte 2º
Si te perdiste la primera parte te recomiendo leerla en la entrada anterior está, es una conferencia muy larga por lo tanto va por partes. Imperdible.
Tengo ante mí vista una publicación de "LA HOSTERÍA VOLANTE (Nº 52-53). Órgano del pensar Americano para una cultura humanística y política Americana". Editada en La Plata en septiembre de 2008.
En ella se lee una conferencia del Dr. Carlos Disandro dictada los días 18 y 27 de junio de 1974 (plena vigencia del gobierno constitucional, legal y legítimamente plebiscitaoo por el pueblo argentino), en la Escuela Superior de Policía de la Provincia de Buenos Aires.
¿Dónde presiona la ideología?
Justamente en ese terreno es donde aparece la presión ideológica, favorecida
porque no hay contención, no hay autoridad que indique un rumbo y selle el
concepto vital. Por supuesto que hay muchas instituciones quebradas, pero
señalo las tres fundamentales: Familia, educación y religión, por ser básicas
en la existencia del hombre en un marco cultural.
La ruptura del encuadramiento
institucional es la consecuencia directa de lo que he llamado ”derrumbe
cultural”, que en el caso de Occidente se manifiesta con caracteres específicamente
disolventes y que afecta a todos los estamentos sociales , a todas las edades y
a todas las situaciones. Dentro de este aspecto de ruptura tenemos que hablar
de una segunda ruptura que se refiere a una relación más profunda entre la
naturaleza y la razón. Hasta hace poco tiempo y como una gran herencia del
mundo griego ratio estaba contenida en
natura: la razón es un constitutivo de la naturaleza: De modo que
naturaleza es un círculo amplio y razón es un círculo más pequeño incluido en
el primero.
De la relación armoniosa de estos
dos círculos concéntricos deriva un equilibrio de la existencia humana.
Hoy se ha subvertido esta
relación, lo que nos marca la profundidad del problema: ahora el círculo mayor
es la ratio, la potencia escindente,
ejecutante de una razón técnica, que domina a la natura y le impone el mundo abstracto de la razón. Estamos en
presencia de un sistema subvertido: el círculo mayor es la ratio, y el menor es natura,
y esta y esta ratio humana es dirimente, lo que quiere decir que decide el
destino absoluto de la misma natura y
por lo tanto de todos los hombres. Es dirimente y ejecutante, ya que no queda
en premisas abstractas sino que pasa a una actuación concreta. Esta nueva
relación produce una alteración de los que han sido los fundamentos de la
cultura occidental greco-cristiana, donde la natura es el círculo mayor que
genera las condiciones absolutas. Esto es muy importante por lo siguiente: en
el antiguo esquema de natura y ratio se deriva de un sentimiento de la
existencia, en el cual se sentía que la
existencia le era dada al hombre. E hombre no recibe la existencia por un
acto propio sino que le es totalmente dada, y construye sobre una existencia que le ha sido dada, no construye un
dato inicial puesto por el mismo hombre.
Ahora, en cambio, se siente la
existencia al margen del dato; aunque es dada, no se la proyecta como algo dado
sino como algo propio. Esta es una de las causas que opera en la juventud que no siente el vínculo con una existencia
dada; por ello no tiene el menor obstáculo en destruir la herencia recibida
en la tradición cultural, que es parte de la misma existencia dada.
Si la existencia física y
espiritual es dada, con mayor razón la existencia cultural que depende de la
primera; si no se siente que la primera es algo dado, mucho menos se sentirá
que la existencia cultural es algo dado. Este problema de la ruptura entre natura y ratio, cambiando los términos, es para mi el marco que resume toda
esta problemática.
En este complejo contexto debemos
ubicar ahora a las ideologías. Si se comienza al ERP (Ejército Revolucionario
del Pueblo) partiendo solamente de su ideología Trotzkista, no se entenderá la
dimensión de su presión ideológica, no se entenderá por qué estas
organizaciones hallan eco entre los jóvenes, y no se comprenderá tampoco que
para contenerlas y replegarlas es preciso algo más profundo y sustancial que la
mera represión. Esto es muy importante porque el país vive un instante muy
particular, en donde las decisiones institucionales y políticas para hacer
replegar la violencia deben tener en cuenta todos estos factores.
Debemos distinguir asimismo, en
el terreno de las ideologías, tres motivos fundamentales a saber:
1º) Aquellas modulaciones
ideológicas que trae naturalmente el curso de la historia, que derivan de
causas que no son, de suyo, malas o nefastas porque coinciden con la naturaleza
históricas del hombre que produce un cierto cambio en el tiempo. Tendríamos así
las presiones ideológicas connaturales del cambio histórico y eso es bueno en
la medida que sea asimilado.
2º) Presiones regimentadas, ideologías
construidas como un instrumento de penetración político –económicas y sobre la
base de ese contexto y de ese trasfondo, buscan conquistar determinados
objetivos.
3º) Las presiones que podríamos
llamar ocultas o esotéricas
Distingo entonces tres niveles en el contexto de las ideologías: el
primero corresponde al cambio histórico; el segundo que he llamado “presiones
regimentadas” y el tercero, el de las presiones ocultas o esotéricas: poderes
que gobiernan al mudo, o que pretenden gobernarlo, y hacen de la ideología una
herramienta que penetra en el amplio
contexto que he delineado.
Voy a poner un ejemplo, ciertamente delicado, para mostrar como se
coaligan estos factores: hay un principio de la Doctrina cristiana que propone
por razón teológica la Autoridad paterna,
poque el cristianismo es la religión del padre, en sus fundamentos
teológicos. Sobre esta base está construida toda la existencia humana. Entonces
si se niega la autoridad paterna, de origen divino, todo se derrumba.
Ahora bien, ¿de dónde sale este slogan
de la “violencia de abajo que se opone a la violencia de arriba” o de la
violencia de arriba que ejercitándose sobre los de abajo provoca sucesivamente
la violencia de abajo? Este esquema, aparentemente muy claro, aparentemente muy
esquemático, sale precisamente de la ruptura teológica de la Autoridad paterna del Cristianismo,
porque para los ideólogos que han edificado este esquema, hay derrumbar, en
primer lugar, la autoridad de Dios Padre, que hace violencia en la estructura
conceptual, teológica y espiritual de los hombres. Para ello hay que degradar y
corromper nuestra religión, mostrando que ejerce una presión sobre los hombres
esclavizándolos y que la liberación de esa presión significa la recuperación de
la existencia del hombre. Entonces, la violencia de abajo, del hombre contra la
paternidad divina que es el modelo en que se construye toda doctrina, pretende
socavar y destruir la noción, la actitud y el contenido de la paternidad
divina: con mayor razón destruirá el de la paternidad humana, el de la
autoridad pedagógica y cualquier otra.
En el caso del slogan “la
violencia de arriba produce la violencia de abajo”, como se ha señalado, nos
encontramos con un caso muy claro de cómo las ideologías presionan sobre la
base, sobre la contextura del mundo occidental, afectando desde un solo ángulo,
desde un solo punto, todos los estamentos. Nada queda al margen de esa presión
Podríamos estudiar cómo se produce el nacimiento de esas ideologías en
el siglo XlX, que propugnan la destrucción de nuestra herencia cultural,
estudio que debería realizarse partiendo de Marx
y finalizando en Marcusse.
La ideología marxista presupone dos grandes períodos históricos: uno
desde los orígenes remotos de la humanidad – o del mundo – hasta la aparición
de Manifiesto
Comunista en 1948. Antes de esa fecha - dice Marx – es la prehistoria. La
historia comenzaría precisamente en 1848, porque su ideología pretende
recuperar una constante de la naturaleza del hombre, que se expresaría en la
conciencia marxista. No ahondaré el tema aunque sí me interesa ahondar el rumbo
que toma.
Desde 1848 en adelante, la ideología marxista propugna a través de
distintas especificaciones la
destrucción de esa herencia a la que llama “prehistoria” y la creación de un
nuevo nivel histórico. Pero los herederos de Marx han
trabajado de distinto modo: para unos, por ejemplo Lenin, la concreción de
la nueva etapa de la humanidad reside en el Estado Comunista, que es lo primero
que hay crear, y desde allí proyectar todo lo demás. Para otros, en cambio, el
pasaje a la verdadera historia se
propugna a través del caos. Es precisamente Marcuse que sostiene que la misión de las generaciones jóvenes es provocar
el caos sin discriminación, porque sin el pasaje por el caos no advendrá
nuevo horizonte histórico.
La voz de orden marcussiana es: destruir
instituciones del Estado, instituciones religiosas, formas de vida para lanzar
la humanidad a una nueva etapa. Por eso, si el Manifiesto Comunista
anuncia: “¡proletarios del mundo uníos!”… para la conquista del poder y la
construcción del estado comunista desde el cual se regimentaría la nueva
sociedad según la visión leninista, Marcusse dice: “estudiantes del mundo uníos
y destruid la herencia cultural”.
Esto, dicho en forma esquemática, parece increíble pero es
perfectamente creíble cuando uno ve los dicípulos y los efectos de esta
doctrina. Sobre la base de esta ideología marxista-marcussiana se construye la meta de la violencia juvenil,
que ya no es sólo rebelión contra la autoridad paterna, pedagógica, religiosa
que sería un elemento negativo; ahora quiere un rumbo y tiene una meta: la
destrucción lisa y llana de todo lo que representa la herencia cultural. Esta
ideología marcussiana penetra como un
arma política , porque los centros esotéricos de poder la usan para coaligar y
lograr el dominio del mundo. Esos centros esotéricos usa de los conflictos que
desata la ideología marcussiana para unir los pueblos en una sola esclavitud.
Por supuesto no se trata solamente de destrucción sino de gobierno de los
hombres, y en este pasaje por el caos la
violencia es un método de gobierno, de manera que al punto que llegamos es
dramático, si es sido claro en la exposición.
En este panorama debemos colocar otros elementos otros elementos
menores que voy a mencionar rápidamente
para no alargar demasiado la clase: la difusión de este clima de presión
ideológica, de destrucción y de caos por los medios audiovisuales, que proyectan modelos destructivos.
Tendríamos aquí la discriminación de los canales por donde este vasto contexto
se instala en el mundo, en todo los estados, en todas las formas, en todas las
instituciones, en todas las posibilidades del hombre contemporáneo. De esto
podría hablar largo, porque las son sutiles, programadas en series analíticas,
con objetivos concretos a conquistar, para lo cual se traza la respectiva serie
analítica y se elige el medio audiovisual como instrumento, idóneo, adecuado,
para lograr la finalidad propuesta.
En segundo lugar señalo que un elemento fundamental que está operando
en todo el mundo, en razón de la natura del hombre, pero que en occidente opera
a nivel particular, es el hambre sexual.
Éste hambre se ha despertado por razón de crecimiento demográfico y por las
técnicas encaminadas a incrementar este hambre sexual, que no puede ser
saciado.
Estamos ante un tema delicado y de fundamental importancia porque se
trata del apetito sexual, que es natural y es sano, sino del hambre sexual, que
está insatisfecha y genera también la presión interna de las masas juveniles.
Se puede profetizar que se verán bandas de adolescentes, dirigidas por mujeres,
que acometerán las violencias más nefastas, impulsadas por el hambre sexual que
los poderes esotéricos se encargan
de dinamizar por múltiples medios y técnicas que deben ser estudiados y
analizados por separado.