viernes, 20 de marzo de 2015

La Nota Política de la Semana



La Nota Política de la Semana
La semana que finalizó estuvo signada por un hecho político muy importante, y que se desarrolló en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú, allí se reunió la convención nacional del partido Radical, a los efectos de decidir sobre las posibles alianzas con vistas a las elecciones presidenciales de octubre venidero.
Allí se tomaron decisiones políticas muy importantes sobre todo por la proyección política del partido, estas estuvieron signadas por el sentido común de los asambleístas.
Es una realidad que los números de aceptación en la opinión pública no les cerraban como corresponde a un partido político de historia centenaria. Es que la actitud de adhesión del ciudadano común no está pasando por la  disciplina partidaria sino pone sobre la balanza las realizaciones demostrables que cada candidato pueda demostrar en alguna gestión (gobierno nacional, provincial o municipal), y en esto el radicalismo no están bien parado, fundamentalmente por el estigma de la historia reciente, los fracasos continuados, en las gestiones de gobierno de Alfonsin y Dela Rua.
Aunque los radicales se enojen la realidad es que si no se cambian con los mecanismos de llegada al pueblo este lineamiento político tiende a desaparecer. Es que ya no cabe con la retórica de los viejos caudillos. Un viejo amigo me dijo alguna vez que en la argentina no se puede gobernar sin el peronismo, y esto no deja de tener razón.
El argentino ha incorporado el concepto de justicia social en todos los niveles y nadie puede gobernar si no lo incluye en su discurso. Este concepto siempre fue bastardeado por los políticos de turno  y por lo tanto sea capaz de llevarlo adelante tendrá el reconocimiento popular.
Todos sin excepción tuvieron su oportunidad y todos pecaron de la misma imprudencia desde Raúl Alfonsín hasta Cristina Kirchner manipularon la política con hegemonía gobernaron con decretos de necesidad y urgencia a su antojo, otros aprovecharon las mayoría que tenían en las cámaras de representantes y en función de esa representación popular manipularon los hechos políticos para tratar afianzarse en el poder en forma casi dictatorial. Todos quisieron ser líderes de una doctrina que se defiende sola y sobre todo con un movimiento obrero que si sabe lo que quiere y no claudica.
Estas distorsiones tiene como consecuencia: primero hace desaparecer el concepto de democracia, segundo crea el clientelismo político haciendo depender a los más necesitados con las dádivas que generosamente se reparten.