jueves, 11 de junio de 2015

Las Causas Generadoras de la Violencia - parte I -

Con motivo de las últimas movilizaciones que estamos siendo testigos los argentinos, donde el pueblo se manifiesta espontáneamente (Nisman, Ni una Más!, etc.),  que sin banderías políticas y sin conducciones de círculos, asociaciones, o partidos, es que me veo ante la necesidad de analizar las situaciones generadoras de la violencia.
Para entender se debe comenzar estudiando las fuentes que generan la violencia sino es casi imposible arribar a conclusiones valederas. De manera que pongo a consideración esta conferencia que me pareció brillante para entender lo que hoy esta pasando en la república. Te advierto es largo, son dos capítulos de una conferencia y que va en dos ediciones distintas. No tiene despercdicio.
 
Tengo ante mí vista una publicación de "LA HOSTERÍA VOLANTE. Órgano del pensar Americano para una cultura humanística y política Americana". Editada en La Plata en septiembre de 2008. 
En ella se lee una conferencia del Dr. Carlos Disandro dictada los días 18 y 27 de junio de 1974 (plena vigencia del gobierno constitucional, legal y legítimamente plebiscitado por el pueblo argentino), en la Escuela Superior de Policía de la Provincia de Buenos Aires.

"Es dable hacer una reflexión al respecto del tema a tratar que será expuesto en varias partes por lo extenso del tema, y por la densidad y profundidad de sus conceptos. Es notable la clarividencia del expositor lo simple de su pedagogía, pero a su vez con una profundidad que adelantaba los tiempos que hoy estamos viviendo.
“Las Causas Generadoras de la violencia, es tan vasto, que no podrá ser profundizado en una sola disertación; por eso trataremos de interpretar, de modo global, los acontecimientos que en este terreno se viven en el país y que, desde luego, deben enfrentar las fuerzas de seguridad. 

Cuando se habla de las causas de la violencia, por lo general se alude a fundamentos ideológicos de diverso origen y de diversas tendencias; pero los fundamentos ideológicos no son suficientes para explicar el fenómeno complejo de la violencia en el mundo y en particular en occidente. 
Mi propósito es, entonces ubicar-o reubicar-lo que llamaríamos "el contexto biológico" de la violencia en un contexto mayor, que contendría las causas profundas, que son causas espirituales e institucionales en las que se insertan las causas ideológicas.


Una ideología en occidente no es el recuento racionalista, esquemático, de posiciones políticas. Es más que todo lo señalado: responde a una transformación del mundo occidental, a una decantación de posiciones espirituales y una quiebra de las instituciones tradicionales, cuyo resultado es la crisis que nosotros vivimos.
Esta introducción general sirve en este momento para señalar las siguientes premisas:
- Las causas ideológicas de la violencia deben ser comprendidas en un marco mayor.
- En este marco mayor, debemos advertir los principios profundos, espirituales e institucionales de los que dependen las presiones ideológicas. Según este enfoque voy a desarrollar la exposición, en forma de clase, con sus virtudes y sus defectos. La virtud está en que la comunicación es directa y franca; el defecto en que es esquemática y en un tiempo breve  no es posible agotar toda esta problemática. Pero pretendemos dejar a los señores cursantes de la Escuela Superior un panorama suficientemente claro, que permita completar o complementar el rumbo que ya tengan por el conocimiento adquirido.
En primer lugar, debemos hablar de lo denominaríamos el derrumbe de una cultura, como marco mayor en el que se va a dar la violencia. El derrumbe de una cultura sería el gran contexto del cual podemos aprender, si recordamos la magna sentencia de los antiguos: La historia es maestra de la vida.
El derrumbe que vivimos en este lapso del siglo XX ha ocurrido ya, al menos dos veces, en la historia de occidente y en sus fuentes espirituales.
El primero de estos derrumbes aconteció en el fin de la antigüedad - en el período de la caída del imperio romano - entre una cultura que se desagrega y fenómenos que presionan sobre la cultura, con características peculiares que no pueden ser explicados ahora.
El segundo derrumbe aconteció en el siglo XV - es decir entre 1450 y 1520 - con la gran violencia desatada en Europa, en especial en Francia y en Italia. Basta leer las crónicas de aquellas épocas para advertir los fenómenos parecidos a los que vivimos hoy, con las características propias, naturalmente, de esa cultura y esa civilización. Las causas de aquella violencia obedecían específicamente a una guerra religiosa que afectó a toda la contextura del mundo occidental y contagio sus instituciones, incluso la Iglesia católica, que era la más amplia y generosa. De esta violencia surgió precisamente aquella gran fractura por la Reforma protestante. Uno lee entonces las crónicas del siglo XV y cree estar leyendo un diario del siglo XX, o a la inversa.
El derrumbe de este siglo XV es el derrumbe de una cultura, que significa la desaparición del lazo institucional que liga toda la cultura correspondiente a esta época.
En primer lugar, debemos hablar de lo denominaríamos el derrumbe de una cultura, como marco mayor en el que se va a dar la violencia. El derrumbe de una cultura sería el gran contexto del cual podemos aprender, si recordamos la magna sentencia de los antiguos: La historia es maestra de la vida.
El derrumbe que vivimos en este lapso del siglo XX ha ocurrido ya, al menos dos veces, en la historia de occidente y en sus fuentes espirituales.
El primero de estos derrumbes aconteció en el fin de la antigüedad - en el período de la caída del imperio romano - entre una cultura que se desagrega y fenómenos que presionan sobre la cultura, con características peculiares que no pueden ser explicados ahora.
El segundo derrumbe aconteció en el siglo XV - es decir entre 1450 y 1520 - con la gran violencia desatada en Europa, en especial en Francia y en Italia. Basta leer las crónicas de aquellas épocas para advertir los fenómenos parecidos a los que vivimos hoy, con las características propias, naturalmente, de esa cultura y esa civilización. Las causas de aquella violencia obedecían específicamente a una guerra religiosa que afectó a toda la contextura del mundo occidental y contagio sus instituciones, incluso la Iglesia católica, que era la más amplia y generosa. De esta violencia surgió precisamente aquella gran fractura  por la Reforma protestante. Uno lee entonces las crónicas del siglo XV y cree estar leyendo un diario del siglo XX, o a la inversa.
El derrumbe de este siglo XV - es el derrumbe de una cultura, que significa la desaparición del lazo institucional que liga toda la cultura correspondiente a esta época.
Señalemos ahora: la violencia de la que hablamos ocurre; acontece en occidente. En la Unión Soviética no hay violencia, porque la llamada revolución cultural, que se desarrolló en China hace aproximadamente seis a ocho años, está generada desde el poder, es un instrumento político de poder.
Pues la razón de que la violencia no se de en la Unión Soviética  ni en la China maoista, y si se da en Occidente, es muy simple: en la Unión Soviética la gran violencia aconteció en 1917 y destruyó , aniquiló y sustituyó el enmarque cultural y religioso vigente en ese tiempo. De manera que en la Unión Soviética no es posible hoy ninguna clase de violencia de este tipo, porque ha enmarcado su institucionalizad de tal manera que ha eliminado las causas que la generan. En Occidente en cambio, el derrumbe cultural impera como un proceso de desagregación que afecta a las instituciones, sin excluir a la misma Iglesia católica.
Sobre este marco se despliega un segundo marco, un marco menor, que está inserto en el panorama general que he resumido y que definiríamos como la ruptura del encuadramiento institucional.
Esta ruptura se refiere a los fundamentos mismos de la comunidad humana, y en este caso nos referiremos  sustancialmente a tres instituciones, que son las más importantes: la familia, las instituciones educativas y las instituciones religiosas.
Entendemos por ruptura del encuadramiento la siguiente situación: hasta hace relativamente poco las generaciones jóvenes de sentían contenidas con un molde, en un encuadre, ya sea familia, la institución política, la institución educativa o la religiosa. De ese sentirse contenido el joven recibía un rumbo espiritual, no sólo una posición ideológica o un contenido conceptual, sino una ubicación en la existencia misma. Eso en Occidente ha terminado y no hay ninguna institución que haga de continente de las generaciones jóvenes, que entonces se sienten desvinculadas de la autoridad paterna, de la autoridad familiar y de la autoridad pedagógica. Quien habla tiene una experiencia educativa de la Universidad de La Plata y en otras universidades del país y puedo asegurarles que la autoridad pedagógica para ser ejercida requiere tal energía, tal coherencia, tal continuidad que humanamente es casi imposible lograrlo.
Sin autoridad familiar que cubra el rumbo juvenil, sin autoridad pedagógica que subraye el contenido conceptual que se trasmite y, finalmente, sin autoridad religiosa que selle el contenido del destino personal, las generaciones jóvenes se sienten absolutamente desligadas, se sienten en un estado de falsa liberación.
¿Dónde presiona la ideología? Justamente en ese terreno es donde aparece la presión ideológica, favorecida porque no hay contención, no hay autoridad que indique un rumbo y selle el concepto vital. Por supuesto que hay muchas instituciones quebradas, pero señalo las tres fundamentales: Familia, educación y religión, por ser básicas en la existencia del hombre en un marco cultural.
La ruptura del encuadramiento institucional es la consecuencia directa de lo que he llamado ”derrumbe cultural”, que en el caso de Occidente se manifiesta con caracteres específicamente disolventes y que afecta a todos los estamentos sociales , a todas las edades y a todas las situaciones. Dentro de este aspecto de ruptura tenemos que hablar de una segunda ruptura que se refiere a una relación más profunda entre la naturaleza y la razón. Hasta hace poco tiempo y como una gran herencia del mundo griego ratio estaba contenida en natura: la razón es un constitutivo de la naturaleza: De modo que naturaleza es un círculo amplio y razón es un círculo más pequeño incluido en el primero.
De la relación armoniosa de estos dos círculos concéntricos deriva un equilibrio de la existencia humana.