Una vez más debo enfatizar que el kirchnerismo no es peronismo, que el cristinismo es una mala caricatura avenida a la política cuyo rol principal es la destrucción lisa y llana del peronismo. Así es mandato de las internacionales que gobiernan al mundo que Perón llamó sinarquía.
El único plan de ajuste que pudo cumplir sus
objetivos en la historia económica argentina del Siglo XX es el que aplicó
Perón.
Pero estos “cachivaches”, si me permiten el
término, que nunca leyeron al General aplican metodologías que hambrean al
pueblo, que es es el objetivo final, tener a todos de rodillas por el mandato
marxista-leninista, tal como lo he expresado en varias oportunidades.
NORMAS GENERALES PARA EL CUMPLIMIENTO DEL 2º PLAN
QUINQUENAL
Por Juan Perón
A partir
de esta nueva situación general nosotros debemos iniciar una etapa de
realizaciones extraordinarias: las del 2º Plan Quinquenal, que no significa
-tal como alguien ha dicho sin conocerlo- un plan de inflación.
Tampoco
pensamos que sea un plan deflacionista y ni siquiera aceptamos que pueda
considerarse que perseguimos, mediante su aplicación, el antiguo ideal de los
economistas liberales: un equilibrio estático o permanente, de precios y
salarios; de ofertas y demandas en bienes y en mano de obra; de consumo y
producción, etcétera.
Muchas
veces he dicho que no somos ni inflacionistas ni deflacionistas....
La
inflación y la deflación son fenómenos financieros y económicos que no deben
tener directa relación con el bienestar del pueblo.
En épocas
de deflación corno la de 1930-1932 el pueblo sufrió de hambre y de miseria lo
mismo que en el período de deflación ostensible en lo que llevamos del siglo:
en los años 1919-1922.
Otras
épocas de deflación, sin embargo, hubiesen determinado tal vez el bienestar del
pueblo, si sus hechos o fenómenos económicos y financieros hubieran sido
conducidos no con criterio capitalista, sino con criterio eminentemente social.
Con las
épocas de la inflación sucede lo mismo.
Nunca
hemos tenido mayor bienestar en nuestro pueblo que en los momentos del
optimismo inflatorio que nosotros provocamos en la primera mitad del 1er. Plan
Quinquenal.
Sin
embargo reconocemos que la inflación en otros países, y aun en el nuestro
durante las épocas que nos precedieron, provoca habitualmente desequilibrios
peligrosos para el bienestar del pueblo.
Lo mismo
sucede con el equilibrio estático de las relaciones económicas entre precios y
salarios, oferta y demanda, producción y consumo, etcétera.
Se trata
de un equilibrio económico que puede o no ser beneficioso para el pueblo y ya
veremos claramente cuál es el valor real que le asignamos en el terreno de la
economía justicialista.
Estas
tres posiciones son exclusivamente económicas.
Nosotros,
al decidirnos siempre por el pueblo, subordinamos lo económico a lo social
mediante la aplicación del sistema que denominamos de economía social y frente
a nuestra doctrina pierden valor, como es lógico, las tres posiciones de los
“economistas exclusivamente economistas".
De allí
que no nos preocupen la inflación, la deflación o el equilibrio económico....
sino el bienestar social o sea la felicidad del pueblo.