Nueva entrega del exelente libro de Diego Mazzieri, espero que tus concluciones sean coincidentes. Va en cuenta gotas porque me parece que es mejor para refleccionar.
De pragmatismo y contradicciones (69)
Como ya hemos referido, “los que
piensan al peronismo” (políticamente diestros o siniestros), acusan de
pragmático a este movimiento nacional y de supuestas eternas contradicciones.
Una vez más, se ve la paja en el ojo ajeno sin verse la viga en el propio, puesto
que es saber vulgar y generalizado de los “pensadores al peronismo” y/o extra peronistas,
que la izquierda puede ser entendida como toda tendencia al comunismo o al
marxismo en tanto a meta, atravesando inexorablemente fases socialistas. Frente
a estas concepciones vacías de contenido, se tiene como dialéctica opuesta de
la izquierda, tanto al capitalismo como al fascismo. Entre ambos falsos
opuestos, encontramos un sinnúmero de matices inventados para tratar de
encubrir mínimamente las evidentes contradicciones por lo que se habla de
centro-izquierda (fuerte intervención del Estado en la economía interno a un
sistema capitalista); centro (una relación equitativa entre Estado y mercado),
y centro-derecha (mayor participación del mercado sobre el Estado sin recaer en
neo liberalismo)
.
Como podemos vislumbrar, siempre
el concepto central es el estado y la función estatal. Así con estos
razonamientos, encontramos al liberalismo (o derecha) que pretende mermar al
estado; o al comunismo estatista (o izquierda). Pero lo rotundamente discordante
y absurdo, se da en que en el plano de la praxis el marxismo es negador del
estado, la religión, la Patria y sus símbolos, por considerarse que son
“creaciones burguesas y capitalistas”. Pero no obstante, en la historia
universal los marxistas se apoderaron de todo lo que representaba “propiedad
privada”, enfáticamente de los medios de producción, pero mediante un estado
totalitario, fuerte y hegemónico. Así como negaba la religión, establecía un
nuevo ‘re-ligare’ cuasi divino y dogmático, entre el habitante y sus
gobernantes (léanse dictadores). Ni que hablar de los símbolos patrios a los
que se pretende imponer a las naciones soberanas que los supriman, pero que en
la historia los comunistas no sólo que los han mantenido, sino que además de
muy infantesa los habitantes se les imponía en los colegios exacerbadas
coacciones de aprender himnos, marchas, y doctrinas revolucionarias. A todas
estas contradicciones de izquierda, las terminarían tratando de solucionar con
la creación de nuevos conceptos igual de vacíos, y con nuevas “Internacionales
Comunistas y Social-Demócratas”, cada vez más confusas y antípodas en la
teoría, pero eso sí, siempre bancadas y financiadas por los mismos sinarcas y
las bancas de siempre…
Teniendo en cuenta que el
capitalismo pudo crecer sobre la base del estado liberal centralizado, acudimos
en tamaño mejunje conceptual, en el que más allá de la retórica sofista
implantada e imperante, en la realidad práctico-teórica el capitalismo termina siendo
de "derecha", el marxismo vendría a ser ultraderecha, y el
liberalismo(exterminador de los estados), termina por ser de
"izquierda". Pruebas al canto de cómo el comunismo y el socialismo
fueron acabadamente “ultraderechistas” los encontramos fácilmente en la
historia argentina, en donde los comunistas se aliaron con el más recalcitrante
liberalismo en la Unión Democrática hacia 1945, nuevamente en las (70) elecciones de 1949 y 1951 y hasta
en el ¡Corpus Christi de 1954!; y obviamente en la revolución de 1955 y todos
los procesos pseudo-democráticos ulteriores. Ni que hablar de los
“tendenciosos revolucionarios de la década de 1970”, que desde aquella época
hasta su máxima expresión llegados al gobierno en 2003, mediando el invento del
término “progre”; son de izquierda en lo social y ultra neo liberales en lo
económico, dicen combatir a los imperialismos y han ido a Walt Street a tocar
la campanita, se reunieron sin ruborizarse y sin distinciones dérmicos
cromáticas (mucho menos ideológicas), tanto con un Bush como con un Obama, al
tiempo que reconocieron todos los gobiernos de transición impuestos en las
naciones que la OTAN sojuzga, con la explosiva fuerza democrática de las bombas
y los genocidios bélicos.
Ahora bien: según ellos y no
obstante, ¡Perón era barbacana de lo pragmático! (71) (72)
CAPÍTULO IV
El Tercer Peronismo:
cabeza de turco de las tropelías de diestros y siniestros
Desde 1976, progresivamente los
culpables activos del proceso que se inició con el secuestro de la Señora de
Perón y que usurpó el poder durante casi siete años, sean tantos pro liberales
como pro marxistas, fundamentaron sus salvajes atropellos inhumanos culpando de
todo lo acontecido (ya sean tanto, crueles desaciertos, como así también
aciertos de mala fe), al Peronismo y a su líder. En una actitud cuasi pilatesca (a diferencia que el
emperador romano ya “estaba limpio” de
culpas y cargos aun previamente a higienizar sus manos), tanto los acólitos de
la derecha demo liberal, masónica, pro burguesa, videlista y procesista (Grondonas,
Marqueses, Pandistas, etcéteras; quienes han esgrimido y esgrimen que el golpe
de estado de 1976 fue necesario porque
“Perón fue el culpable de la Guerrilla en Argentina”), como los acólitos de
la izquierda (Bonassos, Vertbiskys, Kunkeles, Jauretches Ernestinos, etcéteras;
quienes por su parte han sentenciado y aun abiertamente manifiestan que
Perón fue un “traidor que los había
utilizado”); nos han demostrado y una vez más puesto en evidencia, cómo los
falsos extremos volvieron a consolidarse mutuamente como siempre lo han hecho a
lo largo de la historia según vimos, con un fin común de confusión y “limpieza” de sus ensuciados nombres por
y con la sangre que han derramado.
Los “procesistas” que acusan a Perón
de haber sido culpable de la guerrilla en Argentina, pretenden describir a
un General, que “estaba de vacaciones” en Madrid, y que para entretenerse y por
ser un viejo “cabrón”, intervenía en
la vida política Argentina desde diez mil kilómetros de distancia. Poco
recuerdan esos militares que el ex Presidente estaba exiliado contra la
voluntad notoriamente mayoritaria del pueblo argentino, y que mucho de ellos
hacia 1955 fueron propiciadores de esa caótica situación.
Los acólitos de Jorge Videla y de
los “trillizos de bronce”, han pretendido confundir a la resistencia peronista
con la posterior subversión. Por su parte, sus siempre cómplices marxistas
(nótese como los fines son comunes), también se acometieron a equiparar ambas realidades.
Lo cierto, es que sin hablar como
un tecno en ciencias jurídicas sino como un vulgo ciudadano cualquiera, es
palmario que hasta el 25 de mayo de 1973 todo el pueblo en “ejercicio del derecho a resistencia a la opresión”, se constituía
como “Resistencia Peronista”.
Si bien esa resistencia estaba
integrada por ciudadanos y habitantes de múltiples ideologías y sectores, el
estado de inconstitucionalidad permanente desde 1955, hacía legítimo todo tipo
de lucha en nombre de una causa también legítima. No obstante ello, los
Justicialistas cumplían el mandato de Perón que rezaba: “al hombre hay que (73)
verlo caminar para ver de qué lado cojea”.
Los peronistas ya en los mismos
años ´60, veían donde estaban cojeando los elementos infiltrados. Los propios
trabajadores resistieron durante dieciocho años, de forma tal que con un país
paralizado se les hizo ingobernable la situación a los rateros de las
instituciones. Pero jamás en esa resistencia los trabajadores atentaron contra
nada que integrara el patrimonio nacional, a diferencia de ciertos sectores pro
izquierdistas que se dedicaban a la inquisición de las personas y del
patrimonio nacional que les era fuente de trabajo a los argentinos. Pero como
dijimos, las medidas activistas vengan de quienes provinieran y que tenían como
bandera el retorno a la democracia, eran legítimas, incluso constitucionales en
épocas de arbitrariedades y vacancias supranacionales manu militari.
Ahora bien, ya hacia el 25 de
mayo de 1973 no se podía hablar más de “Resistencia”, sino de subversión
cívica, pues, ¿contra qué opresión luchaban si el Presidente elegido
democráticamente, Héctor Cámpora, fue el candidato que más estimaban (incluso
hasta el día de hoy en denominaciones de ciertas organizaciones para patridocráticas
mafiosas), las facciones que decían luchar por una “Patria Socialista”? El mismo día de asunción de Cámpora,
subversivos vuelcan, incendian y destruyen, el automóvil de Monseñor Caggiano,
más cinco autos oficiales, motocicletas y carros de asaltos, abriéndose también
esa misma noche las cárceles al grito de “el
pueblo los libera, el fusil los espera”, quedando en libertad todo tipo de
delincuentes inclusive que nada tenían que ver con prisiones políticas…
Volviendo a los “procesistas”, estos jamás presentan una
sola prueba que Perón dé una sola directiva de asesinato a tal o cual persona,
o alguna medida contra el gobierno usurpador del poder, en particular. No se
puede negar que sí hubo directivas desde el llamado “Comando Superior Peronista”,
pero esas directivas eran “generales”. Como Perón había logrado crear en sus
dos primeros gobiernos las llamadas “organizaciones libres del pueblo”, cada
cual fue libre hasta el 25 de mayo de 1973 de resistir acorde a sus voluntades,
tácticas y estrategias. Los más extremistas, primero, se cargaban con uno que
otro asesinado y después le preguntaban al General Perón si estaba bien o no lo
realizado, como si en caso negativo hubieren podido resucitar al fusilado con sesiones de materialismo dialéctico…
El mito liberal del
Perón “Oportunista”: las víctimas victimarias
Hacia 1970 los pensamientos del
extinto Enrique Santos Discépolo estaban más vigentes que nunca. Los contrastes
de los nefastos dieciocho años del Peronismo proscripto con (74) los felices nueve años del
gobierno Justicialista, fueron notorios. Ya ningún “mordisquito” podía contárselas
al pueblo. Durante los dieciocho años de proscripcióndel Justicialismo, los
“gorilas” criticaban el “oportunismo” de Perón en generar todo el tiempo una
supuesta “desestabilización” a los sucesivos gobiernos post 1955.
Siempre las víctimas fueron
vistas como victimarias: pasó con la reforma de 1949 donde el Peronismo fue
victimario por reformar lo que la minoría del pueblo no quería reformar y en
esta empresa sabotearon constantemente la Asamblea Constituyente; ocurrió
también en 1951 donde el Peronismo que no aplicó la ley marcial con los sublevados
militares tal como prescribía el aún vigente Código de Justicia Militar,
encarceló a los sediciosos anti democráticos lo que fue descrito por los
antiperonistas como “prisiones políticas”. Acaeció el 16 de junio de 1955 donde
se habló por todos los medios de los confusos episodios de “quema de templos”
(tema tratado en capítulos ulteriores) sin poner énfasis en el genocida
bombardeo a Plaza de Mayo. Ocurrió el 9 de junio de 1956 donde los ultimados
revolucionarios encabezados por el General Valle, en vez de democráticos fueron
considerados como “tiranos sediciosos”. Ejemplos entre etcéteras.
Estas analogías circunstanciales
no iban a ser excepción en los años de proscripción del Justicialismo. Los
liberales referían en sus comunicados y manifestaciones, las ansias y la
“enfermedad por el poder”, que tendría el “tirano prófugo” quien no relegaba los
“intereses personales” de su retorno, ni sus afanes de “venganza”. Según “la
gorilada”, prácticamente el culpable de todo lo que acaecía en Argentina era
Perón, inclusive de los propios asesinatos de la canalla dictatorial post ´55.
Los gorilas pretendieron hacer creer que los desmanes inhumanos y tiránicos de
las dictaduras y “democraduras” post ´55 no acaecían por voluntad genuina de
los usurpadores del poder, sino porque el Peronismo siempre “incorregible” los
“obligaba” a actuar de esa forma.
También, departían que “el tirano
prófugo” debió haber realizado un “renunciamiento patriótico” a sus intenciones
“partidarias y de poder”. Lo risible de todo esto es que los pioneros en estos
tipos de discursos, fueron quienes se autoproclamaban “nacionalistas católicos”;
sin prever que lo mismo que criticaban ellos a Perón, era lo que en 1852 los liberales
hicieron con el Brigadier General Juan Manuel de Rosas (única personalidad baluarte
y modelo político para el nacionalismo católico), al que lo difamaba por no
“querer renunciar a su mandato”, según la historia liberal-masónica,
caracterizado por su “tiranía y demagogia”.
Se popularizaba la figura de un
Perón exiliado, con afanes de venganza, pero poco se recordaba la misericordia
de Perón para con las apátridas y tiránicas acciones gorilas de1951 y 1955, sin
darle armas al pueblo generando una devastadora guerra civil siempre tan
conveniente para los enemigos anglo-foráneos consuetudinarios, ni tampoco, de cómo
se prefirió “el tiempo, a la sangre”. En definitiva los usurpadores de las instituciones
pretendían que Perón tome la actitud pasiva y silenciosa que había tenido el (75) exiliado Brigadier Juan Manuel de
Rosas… (Cabe destacar que no sabemos cuál hubiese sido la actitud de este
caudillo exiliado en las circunstancias de un siglo después, donde los
intercambios epistolares ya no eran dificultosos, ni los viajes
extracontinentales demoraban quincenas o meses).
Una vez más, la realidad volvió
como parodia, entre el rosismo y el Peronismo:
Decía Juan Bautista Alberdi en su
carta a Máximo Terrero de 1863, escritas al pensar en los triunfadores de
Pavón:
“¡Qué justificación solemne recibe con todo esto el general Rosas! Las
faltas que han podido imputarse a su política se referían a las personas y
a los intereses personales. Pero nunca introdujo en las instituciones
fundamentales que conciernen a la integridad de la Nación y a su soberanía
interior o exterior, ninguna de esas innovaciones sacrílegas con que estos
demagogos, fatuos en su saber tenebroso, están despedazándolos fundamentos de
nuestra pobre República". (23)
Hacia 1970, muchos de los que
alguna vez tuvieron para con el Peronismo cuando era oficialismo, la misma
actitud opositora análoga a la del Alberdi de “Las Bases”, también comprendieron
que el “tirano prófugo”, “nunca introdujo en las instituciones fundamentales
que conciernen a la integridad de la Nación y a su soberanía interior o exterior,
ninguna de esas innovaciones sacrílegas con que estos demagogos (ahora de la “libertadora”)-,
fatuos en su saber tenebroso, estaban despedazando los fundamentos de nuestra
pobre República".
El propio Perón en misiva al
Padre Hernán Benítez con fecha 19 de mayo de 1957signada en Caracas, termina
sus líneas con una reflexión totalmente coetánea, al decir:
“A mí y a mis hombres se nos ha acusado de todo pero no han podido
probar nada. Entonces se han ensañado con la calumnia sobre nuestra vida privada,
lo que, en el mejor de los casos, probaría que somos malas personas, pero
excelentes funcionarios. Y no creo que ellos sean los encargados de juzgar
nuestra conducta privada, ni tampoco los más autorizados a hacerlo. Por lo
pronto, como funcionarios han resultado mucho peor que nosotros, según surge
claramente de los hechos presenciados y como personas, tampoco han resultado
más calificados, desde que han asesinado, robado y delinquido en cuanto un
hombre pueda tener de más despreciable”.
El “oportunista” Perón, como
comando estratégico del movimiento democrático que creara, desde su exilio
comenzó a utilizar el tiempo que prefirió
a la sangre.