lunes, 28 de abril de 2014

Ni Yanquis ni Marxistas ¡Peronistas!

Nueva entrega del exelente libro de Diego Mazzieri, espero que tus concluciones sean coincidentes. Va en cuenta gotas porque me parece que es mejor para refleccionar.

De pragmatismo y contradicciones                (69)
Como ya hemos referido, “los que piensan al peronismo” (políticamente diestros o siniestros), acusan de pragmático a este movimiento nacional y de supuestas eternas contradicciones. Una vez más, se ve la paja en el ojo ajeno sin verse la viga en el propio, puesto que es saber vulgar y generalizado de los “pensadores al peronismo” y/o extra peronistas, que la izquierda puede ser entendida como toda tendencia al comunismo o al marxismo en tanto a meta, atravesando inexorablemente fases socialistas. Frente a estas concepciones vacías de contenido, se tiene como dialéctica opuesta de la izquierda, tanto al capitalismo como al fascismo. Entre ambos falsos opuestos, encontramos un sinnúmero de matices inventados para tratar de encubrir mínimamente las evidentes contradicciones por lo que se habla de centro-izquierda (fuerte intervención del Estado en la economía interno a un sistema capitalista); centro (una relación equitativa entre Estado y mercado), y centro-derecha (mayor participación del mercado sobre el Estado sin recaer en neo liberalismo)
.
Como podemos vislumbrar, siempre el concepto central es el estado y la función estatal. Así con estos razonamientos, encontramos al liberalismo (o derecha) que pretende mermar al estado; o al comunismo estatista (o izquierda). Pero lo rotundamente discordante y absurdo, se da en que en el plano de la praxis el marxismo es negador del estado, la religión, la Patria y sus símbolos, por considerarse que son “creaciones burguesas y capitalistas”. Pero no obstante, en la historia universal los marxistas se apoderaron de todo lo que representaba “propiedad privada”, enfáticamente de los medios de producción, pero mediante un estado totalitario, fuerte y hegemónico. Así como negaba la religión, establecía un nuevo ‘re-ligare’ cuasi divino y dogmático, entre el habitante y sus gobernantes (léanse dictadores). Ni que hablar de los símbolos patrios a los que se pretende imponer a las naciones soberanas que los supriman, pero que en la historia los comunistas no sólo que los han mantenido, sino que además de muy infantesa los habitantes se les imponía en los colegios exacerbadas coacciones de aprender himnos, marchas, y doctrinas revolucionarias. A todas estas contradicciones de izquierda, las terminarían tratando de solucionar con la creación de nuevos conceptos igual de vacíos, y con nuevas “Internacionales Comunistas y Social-Demócratas”, cada vez más confusas y antípodas en la teoría, pero eso sí, siempre bancadas y financiadas por los mismos sinarcas y las bancas de siempre…
Teniendo en cuenta que el capitalismo pudo crecer sobre la base del estado liberal centralizado, acudimos en tamaño mejunje conceptual, en el que más allá de la retórica sofista implantada e imperante, en la realidad práctico-teórica el capitalismo termina siendo de "derecha", el marxismo vendría a ser ultraderecha, y el liberalismo(exterminador de los estados), termina por ser de "izquierda". Pruebas al canto de cómo el comunismo y el socialismo fueron acabadamente “ultraderechistas” los encontramos fácilmente en la historia argentina, en donde los comunistas se aliaron con el más recalcitrante liberalismo en la Unión Democrática hacia 1945, nuevamente en las (70) elecciones de 1949 y 1951 y hasta en el ¡Corpus Christi de 1954!; y obviamente en la revolución de 1955 y todos los procesos pseudo-democráticos ulteriores. Ni que hablar de los “tendenciosos revolucionarios de la década de 1970”, que desde aquella época hasta su máxima expresión llegados al gobierno en 2003, mediando el invento del término “progre”; son de izquierda en lo social y ultra neo liberales en lo económico, dicen combatir a los imperialismos y han ido a Walt Street a tocar la campanita, se reunieron sin ruborizarse y sin distinciones dérmicos cromáticas (mucho menos ideológicas), tanto con un Bush como con un Obama, al tiempo que reconocieron todos los gobiernos de transición impuestos en las naciones que la OTAN sojuzga, con la explosiva fuerza democrática de las bombas y los genocidios bélicos.
Ahora bien: según ellos y no obstante, ¡Perón era barbacana de lo pragmático! (71) (72)
CAPÍTULO IV
El Tercer Peronismo: cabeza de turco de las tropelías de diestros y siniestros
Desde 1976, progresivamente los culpables activos del proceso que se inició con el secuestro de la Señora de Perón y que usurpó el poder durante casi siete años, sean tantos pro liberales como pro marxistas, fundamentaron sus salvajes atropellos inhumanos culpando de todo lo acontecido (ya sean tanto, crueles desaciertos, como así también aciertos de mala fe), al Peronismo y a su líder. En una actitud cuasi pilatesca (a diferencia que el emperador romano ya “estaba limpio” de culpas y cargos aun previamente a higienizar sus manos), tanto los acólitos de la derecha demo liberal, masónica, pro burguesa, videlista y procesista (Grondonas, Marqueses, Pandistas, etcéteras; quienes han esgrimido y esgrimen que el golpe de estado de 1976 fue necesario porque “Perón fue el culpable de la Guerrilla en Argentina”), como los acólitos de la izquierda (Bonassos, Vertbiskys, Kunkeles, Jauretches Ernestinos, etcéteras; quienes por su parte han sentenciado y aun abiertamente manifiestan que Perón fue un “traidor que los había utilizado”); nos han demostrado y una vez más puesto en evidencia, cómo los falsos extremos volvieron a consolidarse mutuamente como siempre lo han hecho a lo largo de la historia según vimos, con un fin común de confusión y “limpieza” de sus ensuciados nombres por y con la sangre que han derramado.
Los “procesistas” que acusan a Perón de haber sido culpable de la guerrilla en Argentina, pretenden describir a un General, que “estaba de vacaciones” en Madrid, y que para entretenerse y por ser un viejo “cabrón”, intervenía en la vida política Argentina desde diez mil kilómetros de distancia. Poco recuerdan esos militares que el ex Presidente estaba exiliado contra la voluntad notoriamente mayoritaria del pueblo argentino, y que mucho de ellos hacia 1955 fueron propiciadores de esa caótica situación.
Los acólitos de Jorge Videla y de los “trillizos de bronce”, han pretendido confundir a la resistencia peronista con la posterior subversión. Por su parte, sus siempre cómplices marxistas (nótese como los fines son comunes), también se acometieron a equiparar ambas realidades.
Lo cierto, es que sin hablar como un tecno en ciencias jurídicas sino como un vulgo ciudadano cualquiera, es palmario que hasta el 25 de mayo de 1973 todo el pueblo en “ejercicio del derecho a resistencia a la opresión”, se constituía como “Resistencia Peronista”.
Si bien esa resistencia estaba integrada por ciudadanos y habitantes de múltiples ideologías y sectores, el estado de inconstitucionalidad permanente desde 1955, hacía legítimo todo tipo de lucha en nombre de una causa también legítima. No obstante ello, los Justicialistas cumplían el mandato de Perón que rezaba: “al hombre hay que (73) verlo caminar para ver de qué lado cojea”.
Los peronistas ya en los mismos años ´60, veían donde estaban cojeando los elementos infiltrados. Los propios trabajadores resistieron durante dieciocho años, de forma tal que con un país paralizado se les hizo ingobernable la situación a los rateros de las instituciones. Pero jamás en esa resistencia los trabajadores atentaron contra nada que integrara el patrimonio nacional, a diferencia de ciertos sectores pro izquierdistas que se dedicaban a la inquisición de las personas y del patrimonio nacional que les era fuente de trabajo a los argentinos. Pero como dijimos, las medidas activistas vengan de quienes provinieran y que tenían como bandera el retorno a la democracia, eran legítimas, incluso constitucionales en épocas de arbitrariedades y vacancias supranacionales manu militari.
Ahora bien, ya hacia el 25 de mayo de 1973 no se podía hablar más de “Resistencia”, sino de subversión cívica, pues, ¿contra qué opresión luchaban si el Presidente elegido democráticamente, Héctor Cámpora, fue el candidato que más estimaban (incluso hasta el día de hoy en denominaciones de ciertas organizaciones para patridocráticas mafiosas), las facciones que decían luchar por una “Patria Socialista”? El mismo día de asunción de Cámpora, subversivos vuelcan, incendian y destruyen, el automóvil de Monseñor Caggiano, más cinco autos oficiales, motocicletas y carros de asaltos, abriéndose también esa misma noche las cárceles al grito de “el pueblo los libera, el fusil los espera”, quedando en libertad todo tipo de delincuentes inclusive que nada tenían que ver con prisiones políticas…
Volviendo a los “procesistas”, estos jamás presentan una sola prueba que Perón dé una sola directiva de asesinato a tal o cual persona, o alguna medida contra el gobierno usurpador del poder, en particular. No se puede negar que sí hubo directivas desde el llamado “Comando Superior Peronista”, pero esas directivas eran “generales”. Como Perón había logrado crear en sus dos primeros gobiernos las llamadas “organizaciones libres del pueblo”, cada cual fue libre hasta el 25 de mayo de 1973 de resistir acorde a sus voluntades, tácticas y estrategias. Los más extremistas, primero, se cargaban con uno que otro asesinado y después le preguntaban al General Perón si estaba bien o no lo realizado, como si en caso negativo hubieren podido resucitar al fusilado con sesiones de materialismo dialéctico…
El mito liberal del Perón “Oportunista”: las víctimas victimarias
Hacia 1970 los pensamientos del extinto Enrique Santos Discépolo estaban más vigentes que nunca. Los contrastes de los nefastos dieciocho años del Peronismo proscripto con (74) los felices nueve años del gobierno Justicialista, fueron notorios. Ya ningún “mordisquito” podía contárselas al pueblo. Durante los dieciocho años de proscripcióndel Justicialismo, los “gorilas” criticaban el “oportunismo” de Perón en generar todo el tiempo una supuesta “desestabilización” a los sucesivos gobiernos post 1955.
Siempre las víctimas fueron vistas como victimarias: pasó con la reforma de 1949 donde el Peronismo fue victimario por reformar lo que la minoría del pueblo no quería reformar y en esta empresa sabotearon constantemente la Asamblea Constituyente; ocurrió también en 1951 donde el Peronismo que no aplicó la ley marcial con los sublevados militares tal como prescribía el aún vigente Código de Justicia Militar, encarceló a los sediciosos anti democráticos lo que fue descrito por los antiperonistas como “prisiones políticas”. Acaeció el 16 de junio de 1955 donde se habló por todos los medios de los confusos episodios de “quema de templos” (tema tratado en capítulos ulteriores) sin poner énfasis en el genocida bombardeo a Plaza de Mayo. Ocurrió el 9 de junio de 1956 donde los ultimados revolucionarios encabezados por el General Valle, en vez de democráticos fueron considerados como “tiranos sediciosos”. Ejemplos entre etcéteras.
Estas analogías circunstanciales no iban a ser excepción en los años de proscripción del Justicialismo. Los liberales referían en sus comunicados y manifestaciones, las ansias y la “enfermedad por el poder”, que tendría el “tirano prófugo” quien no relegaba los “intereses personales” de su retorno, ni sus afanes de “venganza”. Según “la gorilada”, prácticamente el culpable de todo lo que acaecía en Argentina era Perón, inclusive de los propios asesinatos de la canalla dictatorial post ´55. Los gorilas pretendieron hacer creer que los desmanes inhumanos y tiránicos de las dictaduras y “democraduras” post ´55 no acaecían por voluntad genuina de los usurpadores del poder, sino porque el Peronismo siempre “incorregible” los “obligaba” a actuar de esa forma.
También, departían que “el tirano prófugo” debió haber realizado un “renunciamiento patriótico” a sus intenciones “partidarias y de poder”. Lo risible de todo esto es que los pioneros en estos tipos de discursos, fueron quienes se autoproclamaban “nacionalistas católicos”; sin prever que lo mismo que criticaban ellos a Perón, era lo que en 1852 los liberales hicieron con el Brigadier General Juan Manuel de Rosas (única personalidad baluarte y modelo político para el nacionalismo católico), al que lo difamaba por no “querer renunciar a su mandato”, según la historia liberal-masónica, caracterizado por su “tiranía y demagogia”.
Se popularizaba la figura de un Perón exiliado, con afanes de venganza, pero poco se recordaba la misericordia de Perón para con las apátridas y tiránicas acciones gorilas de1951 y 1955, sin darle armas al pueblo generando una devastadora guerra civil siempre tan conveniente para los enemigos anglo-foráneos consuetudinarios, ni tampoco, de cómo se prefirió “el tiempo, a la sangre”. En definitiva los usurpadores de las instituciones pretendían que Perón tome la actitud pasiva y silenciosa que había tenido el (75) exiliado Brigadier Juan Manuel de Rosas… (Cabe destacar que no sabemos cuál hubiese sido la actitud de este caudillo exiliado en las circunstancias de un siglo después, donde los intercambios epistolares ya no eran dificultosos, ni los viajes extracontinentales demoraban quincenas o meses).
Una vez más, la realidad volvió como parodia, entre el rosismo y el Peronismo:
Decía Juan Bautista Alberdi en su carta a Máximo Terrero de 1863, escritas al pensar en los triunfadores de Pavón:
“¡Qué justificación solemne recibe con todo esto el general Rosas! Las faltas que han podido imputarse a su política se referían a las personas y a los intereses personales. Pero nunca introdujo en las instituciones fundamentales que conciernen a la integridad de la Nación y a su soberanía interior o exterior, ninguna de esas innovaciones sacrílegas con que estos demagogos, fatuos en su saber tenebroso, están despedazándolos fundamentos de nuestra pobre República". (23)
Hacia 1970, muchos de los que alguna vez tuvieron para con el Peronismo cuando era oficialismo, la misma actitud opositora análoga a la del Alberdi de “Las Bases”, también comprendieron que el “tirano prófugo”, “nunca introdujo en las instituciones fundamentales que conciernen a la integridad de la Nación y a su soberanía interior o exterior, ninguna de esas innovaciones sacrílegas con que estos demagogos (ahora de la “libertadora”)-, fatuos en su saber tenebroso, estaban despedazando los fundamentos de nuestra pobre República".
El propio Perón en misiva al Padre Hernán Benítez con fecha 19 de mayo de 1957signada en Caracas, termina sus líneas con una reflexión totalmente coetánea, al decir:
“A mí y a mis hombres se nos ha acusado de todo pero no han podido probar nada. Entonces se han ensañado con la calumnia sobre nuestra vida privada, lo que, en el mejor de los casos, probaría que somos malas personas, pero excelentes funcionarios. Y no creo que ellos sean los encargados de juzgar nuestra conducta privada, ni tampoco los más autorizados a hacerlo. Por lo pronto, como funcionarios han resultado mucho peor que nosotros, según surge claramente de los hechos presenciados y como personas, tampoco han resultado más calificados, desde que han asesinado, robado y delinquido en cuanto un hombre pueda tener de más despreciable”.

El “oportunista” Perón, como comando estratégico del movimiento democrático que creara, desde su exilio comenzó a utilizar el tiempo que prefirió a la sangre.