En el día de ayer se publico con el siguiente título:
El humanismo político
del Justicialismo como idea diferenciadora de las demás ideologías
Nadie ha descrito al
“humanismo justicialista” de manera tan completa y perfecta, como lo ha hecho
el profesor Dr. Carlos A. Disandro.
Es muy importante releer este tramo del libro de la referencia. Diego Mazzieri encontró en el Dr. Disndro, al maestro más indicado, con el entusiasta aval del General tal como se desprende de la siguiente misiva.
En una carta redactada por el General en Madrid y dirigida a Enrique Pavón Pereyra el 12 de enero de 1967, se refiere al Dr. de la siguiente manera: "Creo formalmente en la necesidad imprescindible de la prédica en manos serias, capaces y responsables como el Dr. Disandro, para que nuestra gente comience a abarcar el panorama en forma integral y esté en condiciones de apreciarlo feacientemente como corresponde. Por eso, su acción debe contar con todo nuestro apoyo incondicional y entusiasta, que es lo que pretendo que se haga allí por todos los organismos del movimiento".
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CAPÍTULO III
La complicidad liberalismo-socialismo:
el comunismo como invento del supracapitalismo Un sucinto análisis de la
finanza internacional comunista, por parte del supra capitalismo salvaje.
Para Haim Mordecai (seudónimo de Carlos Marx, de ahora en más
“Marx – Mordecai, la economía capitalista se ve impedida por una ley
inherente tanto a la economía como a la propiedad privada, a la acumulación progresiva
del capital, que no es más que la acumulación de la plusvalía expropiada a los asalariados,
por lo que las estructuras sociales se dividen en una casta de explotadores y explotados.
La apropiación privada de los medios de producción, conlleva tamañas injusticias
que deben ser revertidas según Marx–Mordecai, mediante una revolución encarada
por asalariados que supriman todas las instituciones de las superestructuras y transformen
el capital financiero.
Acorde con ello, Marx–Mordecai esgrimió una marrullera
cosmogonía que reposaba enla tesis materialista de un determinismo económico de
la Historia, por lo que debíasea doctrinar a los proletariados en una
gigantesca subversión internacional, pero preservándose la identidad de los
verdaderos jefes de la conjura. Por ello, ya S.S Pío XI, había manifestado en
la encíclica “Divini Redemptoris”: “son
muy pocos los que conocen a fondo lo que se proponen y a lo que realmente
tienden los comunistas”.
Las contradicciones y sofismas de Marx revelan que más que
una idea filosófica o concepciones económicas políticas, el marxismo es una
conspiración para la subversión, disfrazada de una revolución permanente. Los
subterfugios y la mentira del marxismo, como complicidad inexorable para el
mantenimiento eterno del capitalismo se revelan en el tercer capítulo de “El Capital” (13), en donde se define al dinero: “por motivo de sencillez, supongo ser el oro la mercancía del dinero”. Cobijándose
en este artificioso escrúpulo dialéctico, Marx–Mordecai omite la existencia del
papel moneda, del dinero – ficción, o dinero crédito. POR CONSIGUIENTE, NI LA
FINANZA COMO ENTIDAD, NI EL FINANCIERO COMO ENTE, FIGURA EN SU “FEROZ”
DISECCIÓN DEL (57)
CAPITALISMO. Su único arquetipo de “Capitalista Explotador”, es el industrial de cualquier
condición que contrate asalariados, lo que es una verdadera sandez para cualquier
vulgo. Marx–Mordecai se dedica constantemente en tomar a los industriales como
paradigma de enemigo a vencer, más nunca a los grandes usureros mundiales, porque
de por sí, tampoco manifiestamente condenó jamás a la usura como concepto, y con
el único fin de confundir a la sociedad y desinformarla aún más, reemplaza
dicho término por el de “plusvalía”. De igual manera, el anatocismo per se,
tampoco fue condenado nunca por Marx–Mordecai.
Marx agente de las
grandes bancas internacionales
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Las razones de las omisiones
antes expuestas, están contenidas en la propia biografía de Marx. Marx–Mordecai
era un mercenario de los financieros hebreos Rothschild, con quienes se comunicó
mediante el comunista y poeta Heine, amigo íntimo del Barón Jaime Rothschild de
Francia. Heine, es autor de un artículo que constituye uno de los documentos
más espeluznantes de la Historia, publicado el 12 de julio de 1842 en “Franzosische Zustade”, deHamburgo, e
insertado posteriormente en su “Lutecia”.
En él aparecen CINCO AÑOS ANTES DEL MANIFIESTO, los términos después adjudicados
a Marx–Mordecai, como ser “dictadura del
proletariado”, el plan que utilizarán los comunistas para su triunfo y la
existencia de un círculo secreto que gobierna al comunismo: “Los Dioses”. La nota relevante de ello,
es que Heine IDENTIFICABA A
ROTHSCHILD COMO UNO DE ESOS “DIOSES”.
Otra prueba elocuente de la fiel
servidumbre de Heine y Marx–Mordecai a losRothschild, se denota cuando Boerne
ataca inusitadamente al banquero internacional y los primeros salen en su férrea
defensa.
En 1843, Heine le escribe a su
editor, Campe, que no publicara la historia adversa a los Rothschild que había
escrito Steinman; esa sería “la manera” -dice-, de “corresponder a los favores
que los Rothschild han hecho durante doce años”.
Muchos pueden tildar estas
revelaciones (si no hubiesen estado debidamente fundadas), como “teoría del
complot”. Lo que nadie puede negar es que todo empresario y máxime sinarcas
internacionales, no realicen “operaciones” para garantizar sus utilidades internacionales
y el mantenimiento de su poder mundial. Es lógico que el fin de todo (58) empresario
sea lograr utilidades. No por ello vamos a negarlo diciendo que el que piensa
así es un “paranoico complotista”. Proceder de tal manera, es una rayana excusa
para dirimir la cuestión, escapando cobardemente por la borda.
El trabajo del supra capitalismo
a lo largo de la historia fue perfecto y minucioso:
Jorge Aníbal y Pedro Eduardo
Rivero en “la finanza internacional revolucionaria” (14), resumen perfectamente estas operaciones a lo largo de los siglos
y dicen que hacia fines del Medioevo, los núcleos hebreos que en muchas partes
ya eran potencias financieras cosmopolitas, no se atrevían a mostrarse
abiertamente como la “Internacional del Oro”. Recién comenzaron a hacerlo
cuando gozaron de la protección del poder político protestante. En ese
entonces, crearon una poderosísima banca registrada por la historiografía como
el “Trust de las Especias”. Se extendía a través de Europa, desde Constantinopla a Inglaterra
y sus bases conocidas eran Lisboa y Amberes, el biógrafo de Felipe II, W. T.
Walsh, la ubicó entre los principales elementos de la confabulación que judíos
confesos y secretos, protestantes, y múltiples sociedades secretas tramaban
contrala unidad católica de Europa.
En el S. XVII –donde aparecen
públicamente los Rosacruces-, la finanza se concretó particularmente desde
bastante antes de 1672 -en Ámsterdam-; y desde allí subvencionó al regicida
Cromwell a través de Carvajal y del rabino cabalista Manaseh Ben Israel. El derrocamiento
de la monarquía católica y la instauración de su títere Guillermo de Orange
permitieron hacer de Inglaterra el primer reducto masónico que luego creó el “Banco
de Inglaterra” con identidad secreta y anónima de sus directores. En el siglo
XVIII estos grandes poderes prepararon la Revolución Francesa de 1789. Su accionar
resalta claramente en el affaire del Collar, destinado a desacreditar vilmente
a María Antonieta. Para ello utilizaron al Cardenal de Rohan, que en su sede
episcopal, se rodeaba de rabinos y financieros hebreos como los Cerfbeer de
Estrasburgo. (Munier – Jolaín, historiador de esta sórdida maquinación -Le
Cardinal Collier Et Marie Antoinette1927-).
La finanza masónica tenía
comisionados secretos por doquier y en 1777 había dado un golpe maestro al
colocar como director general del Tesoro Real al Banquero Necker. Despedido en
1781, retornó siete años después siendo designado director general de finanzas.
Este hombre, francmasón y estrechamente vinculado a los Iluminados de Baviera,
fue decisivo en la precipitación de la Revolución; con una sucesión de hábiles intrigas
maniobró para provocar el pánico bursátil del 12 de julio. Dos días después, el
populacho acicateado por la masonería, asaltaba La Bastilla.
Ánacharsis Clootz, iluminado
alemán que se auto titulaba “el enemigo
personal de Jesucristo”, era amigo y agente de los banqueros Van Den Yver. (59) El masón revolucionario Sieyés
pudo calificar cínicamente a los banqueros de “verdaderos accionistas de la Gran Empresa Social”.
En el siglo XXI, usureros,
masones y revolucionarios, combinaron sus fuerzas para la ofensiva final contra
los Estados tradicionales de Europa. No era extraño hallar al frente de las
Sociedades Secretas a los mismos banqueros, como sucedió en la Alta Venta (15), entre cuyos jerarcas
supremos estaba el hebreo Klaus, célebre banquero internacional.
Poco tiempo después, la dinastía
Rothschild personifica desembozadamente la conducción de estos movimientos.
Todo les era favorable, tanto en
lo político como en lo económico. En el primer caso, las camarillas que
usurpaban el poder respondían a las directivas de la masonería; en el segundo,
los instrumentos de la técnica bancaria que funcionaban desde los comienzos del
siglo, el billete bancario, el cheque, el título, y la letra de cambio
endosable, les permitieron erigir un montaje perfecto que, en la circunstancia
conveniente, sirvió de base para la creación del capitalismo financiero.
Su forma última y más refinada,
las constituyen las actuales bancas de emisión, modeladas sobre las que en 1913
creara en EE.UU el sionista Paul Warburg, con el nombre de Bancas Federales de
Reserva. El pretexto fue muy simple: mantener la estabilidad externa e interna
de la unidad monetaria nacional, para asegurar su equivalencia con las monedas
foráneas. El estado americano, al delegar a unas organizaciones privadas y
anónimas la facultad de emitir monedas haciéndolas copropietarias del oro,
quedó incondicionalmente subordinado a la finanza.
Los autores luego refieren que la
desmaterialización de la moneda y la falsificación de un dinero sin
contrapartida, llevaron a la fantasmal inflación que destrozó a las naciones.
Se creó el “Federal Reserve Board”, y las bancas se nuclearon en un monopolio
de “Dioses” banqueros en Nueva York, alrededor de Khun, Loeb & Cía, que
reservó el control de las especulaciones financieras internacionales. Hasta
1920 estuvo dirigida por Jacobo Schiff, cuya familia estaba relacionada
con los Rothschild desde la época de Francfor. Atrás de su banca, actuaba un
verdadero clan hebreo: Paul Warburg estabacasado con una hija de Loeb, que ya
era suegra de Schiff. Luego, otro Warburg, Félix, se casó con una hija de
Schiff. Los cinco hermanos Warburg, radicados en Alemania yEE.UU, fueron la
dinastía que sucedió a los Rothschild en nuestro siglo. Su poder sigue
respaldado actualmente por los filo soviéticos financieros, Baruch, Lehman,
Weinberg, Goldman Sachs y otros banqueros menores. (60)