viernes, 11 de diciembre de 2015

Diciembre 2015 ¿Qué pasa con el peronismo?

Cuadro de Situación diciembre de 2015
Redacto estas reflexiones en un día, al mismo tiempo enigmático y significativo de la vida política de nuestra amada Patria: el día en que un ciclo político se cerró definitivamente, y otro se abre, colmado de expectativas y de acechanzas.
Es el momento de intentar una reflexión política serena, paso previo para la indispensable toma de decisiones que deberemos afrontar quienes sostuvimos, sostenemos y sostendremos, hasta nuestro último aliento, los principios doctrinarios y la irrenunciables banderas que nos legara nuestro único Conductor, el General Juan D. Perón.
I. Las elecciones del 22 de noviembre:
La elección nacional del 22 de noviembre de 2015 deja mucha “tela para cortar”. En primer lugar es necesario diferenciar, con claridad y certeza, entre “Frente para la Victoria” (FPV), “pejotismo” y Peronismo; pues una importante parte del pueblo no tiene muy claras esas diferencias. Aplicamos aquí el magisterio político de Perón que nos enseña a distinguir los elementos diversos dentro de la realidad política.
a) El Frente para la Victoria:
No es de extrañar que quienes perdieron la elección presidencial, la conducción y los candidatos del FPV, quieran seguir potenciando estas confusiones para erigirse como conductores de la oposición. Lo hicieron hasta el último minuto de su tiempo político, de la misma manera que gobernaron: pensando y gobernando desde una concepción marxista-stalinista, que instauró el sometimiento, el miedo y la mentira como herramientas de poder. Si el kirchnerismo-cristinismo stalinista quiere ser opositor que lo sea, pero que antes conforme su propio partido sin mimetizarse con las banderas, los rostros y las luchas históricas del Movimiento Peronista.
En esta última etapa de gobierno se ninguneó al pueblo, se le mintió continuamente desde las altas estructuras del poder, se gobernó con la mentira política como fundamento del poder. Se fomentó el clientelismo y, por ende, la pobreza; se llenaron las estructuras de gobierno con “ñoquis militantes”; y se le dio vía libre a los señores de la droga, a los mafiosos del juego, a los empresarios corruptos que dilapidaron el dinero del pueblo, a la justicia ideologizada, etcétera. Mucha más cosas podría puntualizar que señalan, inequívocamente, la decadencia argentina.
Estas cosas se deben aclarar muy bien porque, desde la confusión intencional, se quiere administrar el caos, paso previo a la anarquía, eslabón de una cadena de transmisión que nos lleve a la patria narco-leninista. Es Lenin quien enarbola la realidad de la corrupción capitalista social-demócrata de fines del siglo XIX y la enarbola como bandera de la revolución total. Pero el General Perón distingue claramente la diferencia “política – políticos” y denuncia a la clase de los políticos que, sustentada en la mentira, destruye la política como arte para construir la concordia social y el bien común. Y es Lenin quien invoca esta confusión “política – políticos” para hacer la revolución total que instaure una nueva forma de detentar la cosa pública, con contenido marxista.
Desde esta perspectiva de análisis es muy sencillo comprender las tensiones generadas por el cristinismo stalinista durante la transmisión presidencial: el poder nunca se entrega; mucho menos los símbolos que lo configuran; y por ello constituyeron una conducción totalitaria, despótica y anarquizante.
b) El “pejotismo”:
El “pejotismo” se constituyó a partir de componendas de dirigentes, que vaciaron al Partido Justicialista de Doctrina; y no titubearon de pactar con quienes les ofrecieron parcelas o migajas de poder o de negocios. Una vez más traicionaron a Perón, entregaron las banderas peronistas para que éstas fueran bastardeadas y pisoteadas por la “runfla” de marxistas-leninistas, al tiempo que vaciaron al Movimiento Nacional de doctrina y de mística. No tengo dudas que se jugaron con el cristinismo stalinista, y por ello deben desaparecer de todos los estamentos del Movimiento Peronista. La consecuencia está a la vista: el pueblo les dio la espalda, porque el pueblo es, a su manera, peronista; tiene el pensamiento y el sentimiento peronista arraigado en el subconsciente y por ello intuye los momentos históricos en que debe ser protagonista de las decisiones políticas.
Los que hoy se arrogan ser dirigentes sólo son “buscas” que nada tienen de peronistas. ¡Cómo van a explicar sus acciones políticas si están fundamentadas en la especulación y el enriquecimiento!. Todo lo hacen entre “gallos y medianoche”, todo a espalda del pueblo y por allí aparecen y “se filtran” los lavadores de dinero, los narcos, los empresarios corruptos que se sirven de los funcionarios también corruptos, los traficantes de toda especie, etc.

c) El Movimiento Peronista:
Lo primero que debemos señalar enfáticamente es que el Peronismo es una construcción política, cultural y social completamente diferente. Y los que nos sentimos verdaderamente peronistas debemos clarificar este punto definitivamente.
El peronismo deberá recuperar su genuina posición, recuperando un lineamiento político fiel a la doctrina de Perón; y a partir de esta clarificación deberá trazar su propio camino, buscando a quienes mejor representen la Doctrina Nacional.
Siempre traigo a la memoria un punto fundamental: ya en nuestra Patria Argentina ya nadie puede hacer política sin referirse a la Justicia Social, a la unidad de los argentinos, que nos trae a la memoria aquel apotegma de Perón: “para un argentino no hay ni debe haber nada mejor que otro argentino” apotegma que se inmortalizó con el abrazo Perón-Balbín. ¿Puede haber antonimias y disensos políticos? Naturalmente, porque las antinomias existen y son propias del quehacer político, pero dentro de un clima de paz y armonía, en el respeto por los símbolos, por nuestra historia y nuestras tradiciones, por el fruto del trabajo de todos los argentinos y por las convicciones nacionales que amalgamaron a nativos e inmigrantes que pusieron su esfuerzo por la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación.
El primer paso esta dado: la “runfla” kirchnerista ya no opera desde el poder institucional concentrado; quienes hoy asumieron las principales magistraturas de la Nación y de la Provincia de Buenos Aires tienen la oportunidad histórica de lograr que el pueblo argentino vuelva a creer en la política y en los políticos. De ellos es la responsabilidad de gobernar y de convertir en realidad las promesas hechas a los argentinos. Pero no deben olvidar que, en muy importante medida, deben su triunfo electoral y la oportunidad de detentar esas magistraturas a los millones peronistas de carne y hueso, asqueados de tanta mentira, sometimiento, despotismo, despilfarro y corrupción.
II. Mensaje a todos los compañeros
a) Lo primero que debemos reconocer es el estado de confusión que reina entre los compañeros. La confusión dentro del Peronismo nace de una premisa que no se puede negar: quienes sustentan la “conducción partidaria” nunca leyeron, y menos comprendieron, el pensamiento y la doctrina de Perón. Por eso se convierten en meros especuladores de las “roscas” partidarias y trafican votos para beneficio propio. A estos hay que expulsarlos del Movimiento porque son los responsables de la destrucción del Movimiento Nacional.
b) En consecuencia, los peronistas debemos aprender de esta mala experiencia política: en el Movimiento no debe quedar ningún estamento o dirigente que haya colaborado con el gobierno kirchnerista-cristinista, desde la ex presidente, ex gobernadores como Scioli, ex ministros como A. Fernández, senadores o diputados del FPV hacia abajo, ya se sacaron la máscara: no son peronistas.
b) Para consolidar esta depuración del Movimiento deberá realizarse una intensa acción doctrinaria, abandonada desde hace décadas, porque es indispensable que quienes se sientan verdaderamente herederos del ejemplo, de la obra política y de la Doctrina de Perón sepan qué defienden, en qué sustentan sus aspiración y cuáles son las armas de pensamiento y de lealtad que deberán utilizarse para defender su Proyecto Nacional, aun inconcluso. Pongamos en práctica lo que Perón nos enseñara:
“Pienso compañeros, que dentro del Peronismo cualquiera puede pensar y sentir como se le dé la gana, siempre que no saque los pies del plato; existen en el país numerosas ideologías y doctrinas diferentes; quien no esté de acuerdo con la doctrina peronista nadie lo obligado a que se quede con nosotros. Que se vaya”.   J. D. Perón.
“Dentro del Movimiento Peronista cada uno pueden pensar como crea conveniente. Pero hay un límite: no se puede ser peronista anti-doctrinario”. J. D. Perón.
Nadie obliga a nadie a quedarse donde no está a gusto. Por ello expresamos enfáticamente: no queremos que los K se queden dentro del Movimiento Peronista; que formen el partido kirchnerista o camporista, al modo en que se constituyó en su momento el “partido montonero”, y dejen que el pueblo resuelva si sigue siendo leal a Perón o los elige a ellos convencidos de sus engaños y mentiras. Nuevamente, apliquemos las enseñanzas de Perón:
“Lo inconcebible es que digamos que somos peronistas y hagamos todo lo contrario de lo que el Peronismo viene sosteniendo desde hace treinta años. Reitero: esto es inaceptable para nuestro Movimiento”. J. D. Perón
c) En el panorama que deberemos afrontar, será clave la unidad y claridad doctrinaria y política del Movimiento Obrero. Deberán recordar que las luchas de los trabajadores no se limitaron sólo a un mejoramiento de los salarios (siempre necesario) sino a la participación activa de los trabajadores organizados y clarificados políticamente en la toma de decisiones estratégicas, que siempre son de naturaleza política. ¡Basta de mezquindades, basta de pretensiones de prebendas para negociar, basta de juegos políticos de menor cuantía! También los dirigentes sindicales deberán demostrar cuan verdaderamente peronistas son. De lo contrario los mismos trabajadores los obligarán a dar un paso al costado. Cuidado: no hemos olvidado aquella enseñanza de nuestro General: “los movimientos marchas con sus dirigentes a la cabeza con la cabeza de sus dirigentes”.
d) Desde el re-adoctrinamiento de nuestros compañeros habrá que hacer una nueva lectura de la realidad política. ¿No será que las antiguas estructuras partidarias ya no son aptas para los tiempos que vivimos? La pregunta surge a partir de analizar cómo un partido nuevo, sin una tradición ni una historia política que lo sustente, que no tiene un gran despliegue territorial propio y cuya “columna vertebral” es la conformación de equipos de trabajo termina destrozando a los aparatos políticos tradicionales y conquistando legítimamente el ejercicio del poder político. Es un tema complejo, pero que nos interpela a todos los peronistas ya que fue precisamente Perón quien instaló esta manera de gobernar, coordinadamente, aunque – es verdad – con una base doctrinaria sólida y sencilla, práctica y popular, humanista y cristiana.
e) Habrá que rediseñar las Unidades Básicas, fundamentales en los inicios del peronismo; pero no deberán ser más antro de “roscas” políticas, sino escuelas de doctrina. Su misión será la formación de cuadros de conducción que profundicen la doctrina, ya que la primera parte de esta tarea de concientización se demostró viviente y operativa, al menos en una instancia táctica-electoral. El ascenso intelectual del peronismo hacia la Comunidad Organizada deberá ser la tarea que viene.
“Cuando se organiza una fuerza política es preciso que se tengan en cuenta dos premisas: en primer lugar que jamás debe ser sectaria, y en segundo término, que no puede ser un movimiento, diremos regular, orgánico y funcional si todos los que lo forman no tienen la misma concepción  y en consecuencia la unidad de acción indispensable”. J. D. Perón
Si cumplimos con esta labor, sabremos dónde está el verdadero enemigo y quienes lo motorizan; esto es fundamental para tomar decisiones políticas serias y en armonía con nuestra historia política y con nuestra doctrina. Los dirigentes peronistas deberán guiar sus acciones y explicarlas dentro del contexto doctrinario para saber cómo se sustentan sus decisiones. Parece que no se aprendió nada de Perón, para quien cada uno de sus actos constituía una clase de doctrina. ¿Cómo vamos a tener unidad de acción si no tenemos ni sentimos la doctrina que nos proporcionaba la indispensable unidad de concepción?
Compañeros: nuestra disyuntiva es clara. El nuevo gobierno que hoy asumió sus responsabilidades debe gobernar y dar soluciones a los problemas de la Nación y del Pueblo; “deberá reconstruir al hombre y al estado argentinos, que premeditadamente se pretendió destruir”, tal como lo proclamó Perón en su célebre discurso del 21 de junio de 1973, que recomiendo volver a leer. Nosotros, los peronistas debemos volver a la conducción de nuestro Movimiento, que también fue objeto de la malicia destructiva desplegada durante doce años de despotismo. Nuestra tarea no es reclamar cargos, obtener prebendas, perseguir honores pasajeros. Nuestra labor irrenunciable es recuperar nuestras banderas, elevarlas por sobre las pasiones mezquinas y clarificar al Pueblo Argentino el camino para conquistar su felicidad y su grandeza.
De lo contrario el Movimiento Peronista tiene su destino asegurado: es la progresiva disolución, tal como les ocurrió con los partidos tradicionales: UCR en vías de extinción, o los desaparecidos partidos Laborista, Demócrata, Conservador, Socialista, etc. Algunos de éstos se extinguieron por la incapacidad manifiesta de gobernar, de generar sus propias renovaciones o por fracturas internas producto de la mediocridad de sus dirigentes. Otros porque el paso del tiempo los sobrepasó y terminaron mimetizándose en otras organizaciones. Los Socialistas, en todas sus variantes, nunca entendieron al pueblo porque el pueblo es peronista; y esta incomprensión los llevó a su casi completa desaparición; además las distintas variantes socialistas provienen del marxismo y esto es lo que nunca terminan de aclarar; por lo tanto siempre están navegando en el medio de la corriente sin poder avanzar con sus propuestas.
Finalmente cabe que nos preguntemos: ¿Qué esperamos los peronistas de nuestro propio Movimiento? ¿Qué se revitalice doctrinaria y políticamente? Entonces sólo nos queda emprender la tarea orgánica que propongo en estas reflexiones. ¿Qué se extinga? Para ello sólo nos queda quedarnos con los brazos cruzados viendo como la herencia de Perón y Eva Perón, de las luchas del movimiento obrero y sus conquistas se vayan disgregando como el polvo hasta que no queden sino como un lejano recuerdo.